Antonio Padial Bailón
La devoción a la Concepción Inmaculada de María, llega a Granada con los Católicos, fundándose como primer monasterio bajo esta advocación el de San Jerónimo en 1517. Otra fundación de dichos monarcas fue la hermandad de la Pura y Límpia Concepción en el convento franciscano "Casa Grande", con gran capilla en dicho convento, de lo que se a tratado ya en este blog.
Poco después la Purísima Concepción será el eje devocional que inspirará la fundación del monasterio de las Terciarias Regulares Franciscanas en Granada, que se fundará en 1523 por Dª. Leonor Ramírez, que fue puesto bajo el patrocinio de San Juan de Letrán de Roma y que será esta hermandad el objeto que trataremos en este artículo.
El monasterio se funda en la zona de la Alcazaba Cadima en el Albaicín granadino, frente al Maristán u hospital de locos y musulmanes pobres, formando una plazuela delante del templo, mirador de excelencia, frente a los palacios Nazaríes de la Alhambra.
No se sabe exactamente el año de fundación de la hermandad de la Concepción, aunque tuvo que ser en época cercana al Concilio de Trento, cuyas declaraciones sobre la pureza original de María son decisivas para la extensión de la devoción al Misterio Inmaculista. Quizás por ello, pudiera ser esta hermandad la primera en establecerse en la ciudad de todas las numerosas que después se fueron fundando en Granada.
Hay una tesis de que la hermandad se pudo fundar en el convento de San Francisco de la Alhambra, nada más conquistada la ciudad y que en 1524 se trasladó al Albaicín, al fundarse el monasterio de la Concepción en dicho barrio.
Más creíble es que la hermandad se fundara en el último cuarto del siglo XVI, en fecha cercana a la ejecución de la imagen titular, que la crítica artística atribuye al taller del escultor Pablo de Rojas, activo en Granada desde 1579.
Esta tesis que planteo, podría apoyarse, sobre todo, en un documento de enero 1617 en el que comparecen el abogado, Íñigo Ortiz Calderón, hermano mayor, y Damián Quijada, que se dice mayordomo, y fundadores de la Esclavitud y Hermandad de la Limpia y Pura Concepción de Nuestra Señora. Por lo tanto, si estos fueron fundadores de la hermandad, denominada entonces Esclavitud, tuvo que fundarse, como mucho, en el último cuarto del siglo XVI; porque si hubiese sido antes de esa época, en 1617 no hubieran existido en este último año por razones de edad (1).
Planteaban en dicho documento la solicitud de aprobación de cambio de sede canónica desde el Monasterio de la Concepción al de San Basilio (hoy Escolapios), en la ribera del Genil. El motivo alegado era que en el convento de la Concepción, no se podía sustentar la hermandad por falta de limosnas para costear las muchas fiestas, confesores y predicadores que acostumbraban a celebrar.
Habían llegado a un acuerdo con los religiosos de la Orden de San Basilio, a través de su abad, Fray Antonio de San Basilio y con la Esclavitud de Ntra. Sra. del Destierro, allí asentada, para trasladarse, por los que eran muy bien recibidos.
Para ello había realizado nuevas constituciones, conjuntas con la Esclavitud de Ntra. Sra. del Destierro, que se materializaban en 12 artículos, y que pedían que fueran aprobadas por el arzobispado.
Probablemente, estas reglas serían un trasunto de las primitivas de la hermandad, por lo que podemos conocer aquellas a través de estas. Establecían celebrar las nueve festividades de la Virgen y su fiesta principal era el día 2 de febrero, de la Purificación de Nuestra Señora y otra el día de la Concepción, como fiestas más solemnes y principales, en la que los hermanos tenían la obligación de confesar y comulgar. También el día de Todos los Santos se celebraban misas por los hermanos difuntos.
El día de las elecciones se señalaba para el de la Purificación o Candeleria o al domingo siguiente, si no caía en festivo. Los hermanos había de dar una limosna de 2/4 de real y 1/4 cada lunes.
Era una hermandad de sufragios y entierros de hermanos, como ocurría en casi todas las de la época, concurriendo con doce hachas blancas (si muriere un hijo serían seis) a los sepelios y obligándose a decir 12 misas y 4 de ánimas.
Dª. Catalina de Bedia, abadesa de la Concepción en nombre de las religiosas se opuso a dicho traslada de la hermandad alegando que por estar en el convento la corporación disfrutaba de las bulas apostólicas y jubileos concedidos eran para el convento y que el convento siempre había ayudado a la Esclavitud con numerosas sumas, como la que dio la antigua abadesa Dª Aldonza de Armengual, que dio 500 reales para los tafetanes de las fiestas y que la mayor parte de hermanos eran contrarios al traslado porque en el convento era donde se ganaban los jubileos y gracias espirituales.
Por los apellidos de las monjas que firmaron el poder (Zayas, Cepeda, Castilla, Enríquez...etc.) pertenecientes a las familias más aristocráticas de la ciudad, se puede deducir la gran influencia que el convento tenía en los estamentos de la misma.
También en el momento del conflicto se declaraba que en esa fecha se había trasladado a San Basilio la hermandad, porque habían conseguido un auto en primera instancia de la autoridad (cita al licenciado Molina como quien lo aprobó) aprobando la nueva regla.
El resultado fue que el 4 de febrero de 1617, el Provisor y Vicario General dictó un auto, como medida provisional, en el que se prohibía, bajo pena de excomunión, el traslado y que no salieran del monasterio de la Concepción ni la hermandad ni imagen ni cosa alguna de la Esclavitud como se había hecho desde que se fundó.
Acto seguido, las monjas, como esclavas que también era de la Esclavitud de la Concepción, piden en nombre de ellas y de otros hermanos que no estaban de acuerdo con el traslado, que Damián Quijada entregara los libros, bulas y jubileos de la hermandad que tenía en su poder.
Vemos en este intento de traslado y, quizás también de fusión con la de Ntra. Sra. del Destierro, que también era Concepción. Fusión probablemente consumada en parte con estos hermanos disidentes, pues la hermandad de los Basilios se la conocerá como Hermandad de Ntra. Sra. de la Concepción y Destierro.
Los primitivos libros de la hermandad se perdieron en el famoso terremoto del día de San Agustín de 1629, en el que resultaron destruidas por las aguas numerosas casas del barrio del Albaicín. Quizás por esta catástrofe y por ser estos años de efervescencia de las tesis inmaculistas se instituyó por la hermandad en ese mismo año de 1629 su tradicional novena, que dura hasta nuestros días.
A mediados del siglo XVIII la hermandad se encontraba en gran decadencia y casi desaparecida, con la decadencia, asimismo, del monasterio en esta época. La hermandad casi la administraban las monjas de la Concepción, tratando de recabar medios económicos para su funcionamiento y pidiendo licencia para repartir impresos de indulgencias concedidas y asentar hermanos en la ciudad y fuera de ella. Así lo ponía de relieve una petición de licencia para imprimirlas de Manuel del Barrio, seguramente directivo de la hermandad, de 4 de septiembre de 1754 y pedir limosnas para el culto de la imagen; licencia que se le concede (2).
La hermandad intenta en estos años dar un impulso a esta devoción del convento de la Concepción, consiguiendo una bula del Papa Benedicto XIV, "Considerate nostre", dada en la basílica de Santa María Magiore en agosto de 1757, concediendo indulgencias plenarias a los que se inscribiesen como hermanos de esta Hermandad de la Concepción.
Todo fue impulsado por el gobernador de la Salas del Crimen de la Real Chancillería, don Vicente de Burgos, con aprobación del arzobispo en 1757 y con confirmación de la Santa Sede.
La propia monarquía, en 1761, se implica en la petición de declarar por la Santa Sede el patronazgo de la Inmaculada Concepción, como Patrona de los Reinos de España y sus dominios. El convento conserva el documento real acreditativo.
Las monjas eran las camareras de la Virgen en esos años, hasta que tuvieron que trasladarse con la imagen, en 1810, al Monasterio de Santa Isabel la Real, con motivo de la invasión francesa de la ciudad. Terminada la Guerra con Napoleón, vuelven en 1813 a su monasterio y la abadesa María Antonia Velázquez y la camarera Sor María Cecilia Sánchez se encargan de revitalizar la hermandad, con su mayordomo, D. Francisco de Paula Martín y Sola (4). Los cultos se reanudan convocándose a ellos en la festividad de la Inmaculada los Alcaldes del Crimen, la Real Maestranza de Caballería, que la toma como patrona y el Marqués de Villalegre, gran devoto de la imagen y cuyo palacio en la Plaza de los Tiros, lo ocupan las Mercedarias.
Fusión con la Real Hermandad de la Pura y Limpia Concepción del Convento de San Francisco
Con la exclaustración del convento de San Francisco "Casa Grande" en 1835, la Hermandad de la Limpia y Pura Concepción de dicho convento, la más antigua y principal, fundada por los Reyes Católicos, y cuya imagen también perdió, porque fue entregada por orden del Gobernador Eclesiástico a D. Mariano Cano (5), esta antiquísima hermandad tuvo que trasladarse sin su imagen al convento de la Concepción del Albaicín, donde se unió a la hermandad, que estamos considerando. Quizás, desde entonces, y con motivo de esta fusión, adoptaría el título de Principal Hermandad ésta del convento de la Concepción.
Fueron los principales adalides de esta fusión: sor Isabel Martín Serrano y los mayordomos de la hermandad de 1833 a 1836, D. Francisco Rubio y D. Juan de Dios Velázquez, sacerdotes.
Sor Isabel Martín en su devoción a la imagen costeó el rico terno azul celeste para la Virgen que luciría en la función de la Inmaculada.
Otra vez, la hermandad se encontraba en decaimiento a mediados del siglo XIX, sólo la Real Maestranza de Caballería, ofrecía cultos el día de la Inmaculada. Serán las monjas las que mantendrán y fijarán dichos cultos a la imagen, consiguiendo el apoyo de otras corporaciones de la ciudad, como la del Ayuntamiento, al que se le señala un día de la novena, el domingo infraoctava y otras corporaciones, como los relatores de la Audiencia, los escribanos de cámara y de número, los procuradores, el Colegio de Abogados...etc., en cuyos días está en la iglesia el Jubileo de las Cuarenta Horas.
También la Asociación de señoras de la Corte de María fijará todos los días 8 de los meses del año para visitar y dar culto a la Virgen a partir de mediados del XIX. También, a partir de 1858 se establecen por la hermandad cultos semanales los sábados con oraciones, salve y letanías con la exposición del Santísimo.
Entre 1856 y 1857 se realizan obras en el camarín de la Virgen, que serán costeadas por D. Manuel Tello, por un importe de mil duros, para darle la apariencia que hoy tiene; también costea otras en el interior del convento (6).
Allí, en el monasterio de la Concepción, se celebrarían las fiestas de la definición del Dogma Concepcionistas, con solemnes cultos que duraron más de una semana en 1855 y se realizó una procesión con la sagrada imagen hasta la Catedral.
Ello, no obstante, y fuera de estas instituciones que celebraban los cultos a la Inmaculada en el convento, la hermandad seguía decaída, cuando a finales de 1857 se nombra camarera de la Virgen a Sor Juana de Dios Cruz, que pide el apoyo de personas de la alta sociedad granadina, consiguiendo que se inscribieran en la hermandad ciento once nuevos hermanos.
A principios de 1858 dirigen los mayordomos una visita a la Casa Real para que la reina Isabel II y el Príncipe de Asturias aceptaran el título de hermanos mayores honorarios perpetuos. Sería en el mes de agosto cuando la reina aceptaría el título para ella y sus sucesores.
La consecución del título de Real Hermandad motivó que se promovieran en la ciudad solemnes y fastuosas manifestaciones, realizando un cortejo simbólico desde el Ayuntamiento al monasterio de la Concepción. Dicho cortejo se componía de una carroza tirada por cuatro caballos con el retrato de la reina, seguida de otros 25 carruajes en los que iban las más altas autoridades de la ciudad y provincia.
Las calles se engalanaron y las casas del itinerario, cubriendo la carrera tropas de la guarnición de Granada. Al llegar a Plaza Nueva una compañía rindió honores a la reina, siguiendo la comitiva para el monasterio de la Concepción, donde se cantó la salve y una banda militar de música ofreció un concierto en el atrio del monasterio, que lucía iluminado, mientras desde la Alhambra se encendió un castillo de fuegos artificiales.
Al día siguiente, dos de agosto, se celebró una solemne función religiosa con Te Deum y la asistencia del Ayuntamiento, la Real Maestranza de Caballería, nobleza y autoridades militares, corriendo la homilía a cargo de deán de la Catedral, Sr. Sánchez Arce y Peñuela; no asitió el arzobispo por encontrarse enfermo. Tanto la iglesia como el camarín de la Virgen se presentaron ricamente adornados e iluminados.
El retrato de la Reina, que aparecía colocado en un solio y después estaría en la camarín de la Virgen de la Concepción. Unos años después, una Real Orden de 12 de junio de 1863 aprueba unas constituciones para la hermandad, que son ratificadas por la autoridad eclesiástica el 12 de octubre de 1864 por al arzobispo Mons. Reyes y García de Lara.
A final de la década de los años sesenta las circunstancias políticas hacen que la comunidad se recluya en 1868 en el monasterio de clarisas de Santa Isabel la Real, que están allí hasta que cae el gobierno de la Primera República, regresando las monjas a su monasterio el 11 de junio de 1869 (8).
La Real Maestranza de Caballería de Granada y la Concepción
Como hemos anticipado, otra institución granadina, la Real Maestranza de Caballería, fundada el 12 de enero de 1686, toma a la Inmaculada Concepción como patrona de su institución, pero inicialmente no lo hace con esta hermandad, sino con la de Ntra. Sra. del Triunfo, con sede en el convento de Mercedarios Calzados del Triunfo. Su primer hermano mayor fue el marqués de Valenzuela, D. Antonio Domingo Fernández de Córdoba y Castilla; con maestro fiscal a D. Agustín de Rojas; diputado primero, al conde de Torrepalma; por diputado segundo, a D. Blas Manuel de Paz y Guzmán y por secretario a D. Nicolás Carnero y Guzmán (7).
Probablemente, cuando la Hermandad de Ntra. Sra. del Triunfo desaparece, bien en la Guerra de la Independencia o con la desamortización del convento de la Merced, entonces pasaría la Real Maestranza a establecer sus cultos inmaculistas al convento de la Concepción, donde hoy aún los celebra.
Miembros de la hermandad la Real Maestranza de Caballería, con motivo de la finalización de las celebraciones de la proclamación del Dogma de la Inmaculada, celebraría una función en la Catedral en 26 de abril de 1857 con una procesión con la imagen para presidir dicho solemnes cultos.
Hoy la Real Maestranza sigue unida a los actos de culto a la Inmaculada del monasterio de la Concepción y a su sostén, teniéndola como principal devoción y Patrona.
La Real Hermandad en el siglo XX
Novenas o duodenarios y funciones se dedicarán a la Virgen a los largo del resto del siglo XIX, a las que asistirá el Ayuntamiento de la ciudad, la Real Maestranza y otras otras corporaciones.
También participó en la procesión del Viernes Santo de 1909 ( Santo Entierro Antológico) con su estandarte y mayordomos (9).
A mediados de julio de 1924 la hermandad recibe un oficio de la Casa Real por el que aceptan ratificar el nombramiento de hermano mayor horario el rey Alfonso XIII y su hijo, el Príncipe de Asturias, siendo ese año hermano mayor de la hermandad D. Mariano Zayas (10).
En estos años veinte la hermandad presenta cierta prosperidad y solemnidad en sus funciones con la asistencia de capillas de música, como la del Maestro Vidal, pero con la llegada de la II República la hermandad sufre decadencia, aunque reanuda sus cultos de diciembre de 1936 a los que asisten su congregación de coros, la Audiencia, los procuradores, la Real Maestranza y directivos de la Azucarera "Ntra. Sra. del Rosario".
A partir de 1940, la hermandad sigue en constante recuperación en la que participan personas de prestigio social y cultural en la ciudad, como Pedro Amor Maldonado, Mauricio Álvarez de Bohorques, Duque de Gor y Marqués de los Trujillos, Marino Antequera, Manuel Morales Borbón Dos Sicilias, Carlos de Zárate y Fernández de Liencres, que será hermano mayor en 1940.
Al morir en 1941 el Rey Alfonso XIII, se crea el cargo de teniente de hermano mayor, al no existir ya la monarquía en la Dictadura del General Franco, cargo que recayó en D. Ramón Contreras Pérez de Herrasti y tras de él, D. Manuel Morales Souvirón.
El 9 de marzo de 1945, celebra ante la Virgen el recién elegido obispo de Coria, D, Francisco Cavero, capellán de honor de la hermandad, su primer pontifical y, en 1954, se celebran solemnes cultos del Año Mariano de conmemoración del dogma de la Inmaculada, bajándose la imagen a un espléndido altar de cultos para la función del 8 de diciembre de ese año.
Asimismo, la hermandad asiste, invitada por el Ayuntamiento, a los actos de inauguración de la plaza del Triunfo en 1961, a la que se había trasladado el monumento de la Inmaculada (columna e imagen del Triunfo), que realizara en 1640 el escultor Alonso de Mena.
Esta Real, Ilustre y Principal Hermandad aún sigue celebrando cultos en el monasterio de la Concepción, ofrecidos por distintas corporaciones, entre ellas la Real Maestranza de Caballería, tan ligada a la misma, aunque no conserva en nuestros tiempos la vitalidad que en otras épocas.
A partir de 1978 el culto a la Inmaculada Concepción se incrementa en el monasterio, cuando en él toma su sede una nueva hermandad, esta vez de penitencia, con el título de Concepción para la Virgen Dolorosa: la Hermandad de Ntro. Padre Jesús del Amor y de la Entrega y María Stma. de la Concepción, que cada Jueves Santo salé del monasterio terciario franciscano, con la Alhambra de fondo, incorporando a la Semana Santa granadina uno de los paisajes más bellos de la ciudad.
Más de 450 años de vida de una hermandad y, por otro lado, más de 500, si consideramos que en el siglo XIX se fusionó con la Principal del Convento de San Francisco "Casa Grande", fundada por los Reyes Católicos, son el recorrido histórico de esta ilustre congregación, a la que se le han concedido innumerables indulgencias plenarias y particulares y que aún sigue entre nosotros, tanto ella como su sagrada imagen.
La devoción a la Concepción Inmaculada de María, llega a Granada con los Católicos, fundándose como primer monasterio bajo esta advocación el de San Jerónimo en 1517. Otra fundación de dichos monarcas fue la hermandad de la Pura y Límpia Concepción en el convento franciscano "Casa Grande", con gran capilla en dicho convento, de lo que se a tratado ya en este blog.
Poco después la Purísima Concepción será el eje devocional que inspirará la fundación del monasterio de las Terciarias Regulares Franciscanas en Granada, que se fundará en 1523 por Dª. Leonor Ramírez, que fue puesto bajo el patrocinio de San Juan de Letrán de Roma y que será esta hermandad el objeto que trataremos en este artículo.
El monasterio se funda en la zona de la Alcazaba Cadima en el Albaicín granadino, frente al Maristán u hospital de locos y musulmanes pobres, formando una plazuela delante del templo, mirador de excelencia, frente a los palacios Nazaríes de la Alhambra.
Monasterio de la Concepción de Granada |
No se sabe exactamente el año de fundación de la hermandad de la Concepción, aunque tuvo que ser en época cercana al Concilio de Trento, cuyas declaraciones sobre la pureza original de María son decisivas para la extensión de la devoción al Misterio Inmaculista. Quizás por ello, pudiera ser esta hermandad la primera en establecerse en la ciudad de todas las numerosas que después se fueron fundando en Granada.
Hay una tesis de que la hermandad se pudo fundar en el convento de San Francisco de la Alhambra, nada más conquistada la ciudad y que en 1524 se trasladó al Albaicín, al fundarse el monasterio de la Concepción en dicho barrio.
Más creíble es que la hermandad se fundara en el último cuarto del siglo XVI, en fecha cercana a la ejecución de la imagen titular, que la crítica artística atribuye al taller del escultor Pablo de Rojas, activo en Granada desde 1579.
Esta tesis que planteo, podría apoyarse, sobre todo, en un documento de enero 1617 en el que comparecen el abogado, Íñigo Ortiz Calderón, hermano mayor, y Damián Quijada, que se dice mayordomo, y fundadores de la Esclavitud y Hermandad de la Limpia y Pura Concepción de Nuestra Señora. Por lo tanto, si estos fueron fundadores de la hermandad, denominada entonces Esclavitud, tuvo que fundarse, como mucho, en el último cuarto del siglo XVI; porque si hubiese sido antes de esa época, en 1617 no hubieran existido en este último año por razones de edad (1).
Planteaban en dicho documento la solicitud de aprobación de cambio de sede canónica desde el Monasterio de la Concepción al de San Basilio (hoy Escolapios), en la ribera del Genil. El motivo alegado era que en el convento de la Concepción, no se podía sustentar la hermandad por falta de limosnas para costear las muchas fiestas, confesores y predicadores que acostumbraban a celebrar.
Habían llegado a un acuerdo con los religiosos de la Orden de San Basilio, a través de su abad, Fray Antonio de San Basilio y con la Esclavitud de Ntra. Sra. del Destierro, allí asentada, para trasladarse, por los que eran muy bien recibidos.
Para ello había realizado nuevas constituciones, conjuntas con la Esclavitud de Ntra. Sra. del Destierro, que se materializaban en 12 artículos, y que pedían que fueran aprobadas por el arzobispado.
Probablemente, estas reglas serían un trasunto de las primitivas de la hermandad, por lo que podemos conocer aquellas a través de estas. Establecían celebrar las nueve festividades de la Virgen y su fiesta principal era el día 2 de febrero, de la Purificación de Nuestra Señora y otra el día de la Concepción, como fiestas más solemnes y principales, en la que los hermanos tenían la obligación de confesar y comulgar. También el día de Todos los Santos se celebraban misas por los hermanos difuntos.
El día de las elecciones se señalaba para el de la Purificación o Candeleria o al domingo siguiente, si no caía en festivo. Los hermanos había de dar una limosna de 2/4 de real y 1/4 cada lunes.
Era una hermandad de sufragios y entierros de hermanos, como ocurría en casi todas las de la época, concurriendo con doce hachas blancas (si muriere un hijo serían seis) a los sepelios y obligándose a decir 12 misas y 4 de ánimas.
Dª. Catalina de Bedia, abadesa de la Concepción en nombre de las religiosas se opuso a dicho traslada de la hermandad alegando que por estar en el convento la corporación disfrutaba de las bulas apostólicas y jubileos concedidos eran para el convento y que el convento siempre había ayudado a la Esclavitud con numerosas sumas, como la que dio la antigua abadesa Dª Aldonza de Armengual, que dio 500 reales para los tafetanes de las fiestas y que la mayor parte de hermanos eran contrarios al traslado porque en el convento era donde se ganaban los jubileos y gracias espirituales.
Por los apellidos de las monjas que firmaron el poder (Zayas, Cepeda, Castilla, Enríquez...etc.) pertenecientes a las familias más aristocráticas de la ciudad, se puede deducir la gran influencia que el convento tenía en los estamentos de la misma.
También en el momento del conflicto se declaraba que en esa fecha se había trasladado a San Basilio la hermandad, porque habían conseguido un auto en primera instancia de la autoridad (cita al licenciado Molina como quien lo aprobó) aprobando la nueva regla.
El resultado fue que el 4 de febrero de 1617, el Provisor y Vicario General dictó un auto, como medida provisional, en el que se prohibía, bajo pena de excomunión, el traslado y que no salieran del monasterio de la Concepción ni la hermandad ni imagen ni cosa alguna de la Esclavitud como se había hecho desde que se fundó.
Acto seguido, las monjas, como esclavas que también era de la Esclavitud de la Concepción, piden en nombre de ellas y de otros hermanos que no estaban de acuerdo con el traslado, que Damián Quijada entregara los libros, bulas y jubileos de la hermandad que tenía en su poder.
Vemos en este intento de traslado y, quizás también de fusión con la de Ntra. Sra. del Destierro, que también era Concepción. Fusión probablemente consumada en parte con estos hermanos disidentes, pues la hermandad de los Basilios se la conocerá como Hermandad de Ntra. Sra. de la Concepción y Destierro.
Los primitivos libros de la hermandad se perdieron en el famoso terremoto del día de San Agustín de 1629, en el que resultaron destruidas por las aguas numerosas casas del barrio del Albaicín. Quizás por esta catástrofe y por ser estos años de efervescencia de las tesis inmaculistas se instituyó por la hermandad en ese mismo año de 1629 su tradicional novena, que dura hasta nuestros días.
Ntra. Sra. de la Concepción, titular de la Principal Hermandad |
La hermandad intenta en estos años dar un impulso a esta devoción del convento de la Concepción, consiguiendo una bula del Papa Benedicto XIV, "Considerate nostre", dada en la basílica de Santa María Magiore en agosto de 1757, concediendo indulgencias plenarias a los que se inscribiesen como hermanos de esta Hermandad de la Concepción.
Todo fue impulsado por el gobernador de la Salas del Crimen de la Real Chancillería, don Vicente de Burgos, con aprobación del arzobispo en 1757 y con confirmación de la Santa Sede.
La propia monarquía, en 1761, se implica en la petición de declarar por la Santa Sede el patronazgo de la Inmaculada Concepción, como Patrona de los Reinos de España y sus dominios. El convento conserva el documento real acreditativo.
Las monjas eran las camareras de la Virgen en esos años, hasta que tuvieron que trasladarse con la imagen, en 1810, al Monasterio de Santa Isabel la Real, con motivo de la invasión francesa de la ciudad. Terminada la Guerra con Napoleón, vuelven en 1813 a su monasterio y la abadesa María Antonia Velázquez y la camarera Sor María Cecilia Sánchez se encargan de revitalizar la hermandad, con su mayordomo, D. Francisco de Paula Martín y Sola (4). Los cultos se reanudan convocándose a ellos en la festividad de la Inmaculada los Alcaldes del Crimen, la Real Maestranza de Caballería, que la toma como patrona y el Marqués de Villalegre, gran devoto de la imagen y cuyo palacio en la Plaza de los Tiros, lo ocupan las Mercedarias.
Cuadro de la Purísima del monasterio |
Fusión con la Real Hermandad de la Pura y Limpia Concepción del Convento de San Francisco
Con la exclaustración del convento de San Francisco "Casa Grande" en 1835, la Hermandad de la Limpia y Pura Concepción de dicho convento, la más antigua y principal, fundada por los Reyes Católicos, y cuya imagen también perdió, porque fue entregada por orden del Gobernador Eclesiástico a D. Mariano Cano (5), esta antiquísima hermandad tuvo que trasladarse sin su imagen al convento de la Concepción del Albaicín, donde se unió a la hermandad, que estamos considerando. Quizás, desde entonces, y con motivo de esta fusión, adoptaría el título de Principal Hermandad ésta del convento de la Concepción.
Fueron los principales adalides de esta fusión: sor Isabel Martín Serrano y los mayordomos de la hermandad de 1833 a 1836, D. Francisco Rubio y D. Juan de Dios Velázquez, sacerdotes.
Sor Isabel Martín en su devoción a la imagen costeó el rico terno azul celeste para la Virgen que luciría en la función de la Inmaculada.
Otra vez, la hermandad se encontraba en decaimiento a mediados del siglo XIX, sólo la Real Maestranza de Caballería, ofrecía cultos el día de la Inmaculada. Serán las monjas las que mantendrán y fijarán dichos cultos a la imagen, consiguiendo el apoyo de otras corporaciones de la ciudad, como la del Ayuntamiento, al que se le señala un día de la novena, el domingo infraoctava y otras corporaciones, como los relatores de la Audiencia, los escribanos de cámara y de número, los procuradores, el Colegio de Abogados...etc., en cuyos días está en la iglesia el Jubileo de las Cuarenta Horas.
También la Asociación de señoras de la Corte de María fijará todos los días 8 de los meses del año para visitar y dar culto a la Virgen a partir de mediados del XIX. También, a partir de 1858 se establecen por la hermandad cultos semanales los sábados con oraciones, salve y letanías con la exposición del Santísimo.
Ello, no obstante, y fuera de estas instituciones que celebraban los cultos a la Inmaculada en el convento, la hermandad seguía decaída, cuando a finales de 1857 se nombra camarera de la Virgen a Sor Juana de Dios Cruz, que pide el apoyo de personas de la alta sociedad granadina, consiguiendo que se inscribieran en la hermandad ciento once nuevos hermanos.
A principios de 1858 dirigen los mayordomos una visita a la Casa Real para que la reina Isabel II y el Príncipe de Asturias aceptaran el título de hermanos mayores honorarios perpetuos. Sería en el mes de agosto cuando la reina aceptaría el título para ella y sus sucesores.
Isabel II. Hermana Mayor de la Hermandad |
La consecución del título de Real Hermandad motivó que se promovieran en la ciudad solemnes y fastuosas manifestaciones, realizando un cortejo simbólico desde el Ayuntamiento al monasterio de la Concepción. Dicho cortejo se componía de una carroza tirada por cuatro caballos con el retrato de la reina, seguida de otros 25 carruajes en los que iban las más altas autoridades de la ciudad y provincia.
Las calles se engalanaron y las casas del itinerario, cubriendo la carrera tropas de la guarnición de Granada. Al llegar a Plaza Nueva una compañía rindió honores a la reina, siguiendo la comitiva para el monasterio de la Concepción, donde se cantó la salve y una banda militar de música ofreció un concierto en el atrio del monasterio, que lucía iluminado, mientras desde la Alhambra se encendió un castillo de fuegos artificiales.
Al día siguiente, dos de agosto, se celebró una solemne función religiosa con Te Deum y la asistencia del Ayuntamiento, la Real Maestranza de Caballería, nobleza y autoridades militares, corriendo la homilía a cargo de deán de la Catedral, Sr. Sánchez Arce y Peñuela; no asitió el arzobispo por encontrarse enfermo. Tanto la iglesia como el camarín de la Virgen se presentaron ricamente adornados e iluminados.
El retrato de la Reina, que aparecía colocado en un solio y después estaría en la camarín de la Virgen de la Concepción. Unos años después, una Real Orden de 12 de junio de 1863 aprueba unas constituciones para la hermandad, que son ratificadas por la autoridad eclesiástica el 12 de octubre de 1864 por al arzobispo Mons. Reyes y García de Lara.
A final de la década de los años sesenta las circunstancias políticas hacen que la comunidad se recluya en 1868 en el monasterio de clarisas de Santa Isabel la Real, que están allí hasta que cae el gobierno de la Primera República, regresando las monjas a su monasterio el 11 de junio de 1869 (8).
La Real Maestranza de Caballería de Granada y la Concepción
Como hemos anticipado, otra institución granadina, la Real Maestranza de Caballería, fundada el 12 de enero de 1686, toma a la Inmaculada Concepción como patrona de su institución, pero inicialmente no lo hace con esta hermandad, sino con la de Ntra. Sra. del Triunfo, con sede en el convento de Mercedarios Calzados del Triunfo. Su primer hermano mayor fue el marqués de Valenzuela, D. Antonio Domingo Fernández de Córdoba y Castilla; con maestro fiscal a D. Agustín de Rojas; diputado primero, al conde de Torrepalma; por diputado segundo, a D. Blas Manuel de Paz y Guzmán y por secretario a D. Nicolás Carnero y Guzmán (7).
Placa de maestrante con la Inmaculada |
Probablemente, cuando la Hermandad de Ntra. Sra. del Triunfo desaparece, bien en la Guerra de la Independencia o con la desamortización del convento de la Merced, entonces pasaría la Real Maestranza a establecer sus cultos inmaculistas al convento de la Concepción, donde hoy aún los celebra.
Miembros de la hermandad la Real Maestranza de Caballería, con motivo de la finalización de las celebraciones de la proclamación del Dogma de la Inmaculada, celebraría una función en la Catedral en 26 de abril de 1857 con una procesión con la imagen para presidir dicho solemnes cultos.
Hoy la Real Maestranza sigue unida a los actos de culto a la Inmaculada del monasterio de la Concepción y a su sostén, teniéndola como principal devoción y Patrona.
La Real Hermandad en el siglo XX
Novenas o duodenarios y funciones se dedicarán a la Virgen a los largo del resto del siglo XIX, a las que asistirá el Ayuntamiento de la ciudad, la Real Maestranza y otras otras corporaciones.
También participó en la procesión del Viernes Santo de 1909 ( Santo Entierro Antológico) con su estandarte y mayordomos (9).
A mediados de julio de 1924 la hermandad recibe un oficio de la Casa Real por el que aceptan ratificar el nombramiento de hermano mayor horario el rey Alfonso XIII y su hijo, el Príncipe de Asturias, siendo ese año hermano mayor de la hermandad D. Mariano Zayas (10).
En estos años veinte la hermandad presenta cierta prosperidad y solemnidad en sus funciones con la asistencia de capillas de música, como la del Maestro Vidal, pero con la llegada de la II República la hermandad sufre decadencia, aunque reanuda sus cultos de diciembre de 1936 a los que asisten su congregación de coros, la Audiencia, los procuradores, la Real Maestranza y directivos de la Azucarera "Ntra. Sra. del Rosario".
A partir de 1940, la hermandad sigue en constante recuperación en la que participan personas de prestigio social y cultural en la ciudad, como Pedro Amor Maldonado, Mauricio Álvarez de Bohorques, Duque de Gor y Marqués de los Trujillos, Marino Antequera, Manuel Morales Borbón Dos Sicilias, Carlos de Zárate y Fernández de Liencres, que será hermano mayor en 1940.
Al morir en 1941 el Rey Alfonso XIII, se crea el cargo de teniente de hermano mayor, al no existir ya la monarquía en la Dictadura del General Franco, cargo que recayó en D. Ramón Contreras Pérez de Herrasti y tras de él, D. Manuel Morales Souvirón.
El 9 de marzo de 1945, celebra ante la Virgen el recién elegido obispo de Coria, D, Francisco Cavero, capellán de honor de la hermandad, su primer pontifical y, en 1954, se celebran solemnes cultos del Año Mariano de conmemoración del dogma de la Inmaculada, bajándose la imagen a un espléndido altar de cultos para la función del 8 de diciembre de ese año.
Asimismo, la hermandad asiste, invitada por el Ayuntamiento, a los actos de inauguración de la plaza del Triunfo en 1961, a la que se había trasladado el monumento de la Inmaculada (columna e imagen del Triunfo), que realizara en 1640 el escultor Alonso de Mena.
Esta Real, Ilustre y Principal Hermandad aún sigue celebrando cultos en el monasterio de la Concepción, ofrecidos por distintas corporaciones, entre ellas la Real Maestranza de Caballería, tan ligada a la misma, aunque no conserva en nuestros tiempos la vitalidad que en otras épocas.
Ntro. Padre Jesús de Amor y de la Entrega y la Virgen de la Concepción |
Dolorosa de la Concepción |
Más de 450 años de vida de una hermandad y, por otro lado, más de 500, si consideramos que en el siglo XIX se fusionó con la Principal del Convento de San Francisco "Casa Grande", fundada por los Reyes Católicos, son el recorrido histórico de esta ilustre congregación, a la que se le han concedido innumerables indulgencias plenarias y particulares y que aún sigue entre nosotros, tanto ella como su sagrada imagen.
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1. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, leg. 42 f, pieza 27.
2. Ibídem, leg. 42 f, pieza 5.
4. GÓMEZ TORRES, Juan Jesús, opus cit, pág. 196.
6. Diario LA ALHAMBRA de 12 de diciembre de 1857.
8. GÓMEZ TORRES, Juan Jesús, opus cit, pág. 199-201.
9. El Defensor de Granada de 9 de abril de 1909.
10. La Gaceta del Sur de 16 de julio de 1924.
2. Ibídem, leg. 42 f, pieza 5.
3. GÓMEZ TORRES, Juan Jesús, Real Ilustre y Principal Hermandad de la Purísima Concepción, Revista Gólgota, Semana Santa 2004, págs. 195-201.
5. PADIAL BAILÓN, Antonio, REAL HERMANDAD DE LA LIMPIA CONCEPCIÓN DE NTRA. SRA. DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO (Casa Grande) y RODRIGO HERRERA, José Carlos,"El convento de San Francisco Casa Grande y su Patrimonio Inmueble".
6. Diario LA ALHAMBRA de 12 de diciembre de 1857.
7. REAL MAESTRANZA DE CABALLERÍA DE GRANADA, página web, rmcg.es/institucion/historia/.
8. GÓMEZ TORRES, Juan Jesús, opus cit, pág. 199-201.
9. El Defensor de Granada de 9 de abril de 1909.
10. La Gaceta del Sur de 16 de julio de 1924.
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