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sábado, 12 de junio de 2021

ESCLAVITUD Y HERMANDAD DE LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN Y DESTIERRO DE NUESTRA SEÑORA ( ESPECIEROS)








ESCLAVITUD DE LA PURA Y LIMPIA CONCEPCIÓN Y NUESTRA SEÑORA DEL DESTIERRO 

Antonio Padial Bailón


Los monjes de la Orden de San Basilio Magno consiguen en 1611 licencia del arzobispado para establecerse en la ciudad de Granada. Eran tiempos del arzobispo don Pedro González de Mendoza (1610-1616), que se mostraba más proclive que su antecesor, el estricto don Pedro de Castro y Quiñones (1589-1610), a autorizar el establecimiento de órdenes religiosas en la ciudad, muy saturada en esa época de conventos de casi todas las órdenes religiosas.

En el fondo de la cuestión de la oposición de los prelados a autorizar estos establecimientos de religiosos yacía la competencia entre las parroquias y los conventos para obtener recursos económicos procedentes de las limosnas, legados, patronatos y otras dádivas de los fieles y, especialmente, de la aristocracia y burguesía de la ciudad. Por ello, los frailes basilios alegaron para obtener tal licencia que no eran una orden mendicante y que contaban con rentas propias para su manutención.

Conseguida la licencia, los monjes, con fray Antonio de San Basilio al frente, se establecen en la ciudad en enero de 1614, colocando el arzobispo el Santísimo Sacramento en el oratorio o ermita del nuevo establecimiento religioso el día 8 de mayo de dicho año. Para ello, consiguen una casa extramuros de la ciudad, que les había donado un vecino. Esta ubicación en despoblado pudo ser, asimismo, un requisito para no interferir de forma importante en la obtención de recursos económicos en competencia con la parroquia de las Angustias, a cuya jurisdicción pertenecía el nuevo convento.

Sería, tal vez, el noble don Antonio Álvarez de Bohórquez,  nombrado en 1629 por Felipe IV Marqués de los Trujillos, el vecino que les cedió la casa, pues éste, en 1616, aparece como el donante a los frailes de una casa y huerta a orillas del río Genil, llamada "Casa Blanca", para su establecimiento definitivo. La madre de este noble granadino, doña Francisca Deza Girón también fue benefactora de los frailes (1).

En su asentamiento en Granada los frailes basilios contaron con el apoyo de la monja clarisa e Infanta y Archiduquesa de Austria Sor Margarita de la Cruz, nieta del Emperador Carlos V e hija del Emperador Maximiliano II, que en esos años de la fundación les hizo donación de la imagen de Nuestra Señora del Destierro, que su abuelo solía llevar en sus contiendas bélicas europeas. La relevancia real de la donante haría que esta imagen se convirtiera en la patrona del convento, entronizándose en el nuevo convento el citado día 8 de mayo de 1614, dándole título al mismo, como Monasterio de Nuestra Señora del Destierro. 

Sor Margarita de la Cruz. Cuadro de Andrés López Polanco en Kunsthistoriches
Museum de Viena 

Era una tendencia generalizada en las órdenes religiosas establecidas en la ciudad tratar de mudarse después a un lugar más céntrico y poblado de la misma, dónde las limosnas, legados y capellanías pudieran ser más abundantes. Esto fue lo que intentaron de conseguir los monjes basilios en 1618, alegando que la cercanía del río Genil provocaría posibles inundaciones y el lugar extramuros era un lugar de lenocinio frecuentado por prostitutas, poco adecuado para que el convento estuviere en dicho lugar. Ni esta petición de 1618 ni otra en el mismo sentido, que realizaron a mediados de ese siglo, les fue concedida por la autoridad eclesiástica.   

Instalada la imagen de Nuestra Señora del Destierro en el convento en 1614 no tardaría en suscitar la devoción de los granadinos, especialmente en los barrios al otro lado del río. Los frailes basilios necesitarían en el lugar tan despoblado en el que se habían asentado atraer a los fieles a su nueva fundación e impulsar la devoción a la imagen de Nuestra Señora del Destierro pudo ser parte esencial de ese propósito.

En 1616, dos años después de la llegada de la imagen, se presentó la oportunidad en este sentido, es decir, de proporcionar a Nuestra Señora del Destierro una hermandad que le diera culto y propagara su devoción.  De los escasos documentos de que disponemos, parece que los frailes llegan a un compromiso con una hermandad que existía en el convento albaicinero de la Concepción, de religiosas terciarias franciscanas. Allí, tenía su sede una esclavitud y hermandad dedicada al culto de la Pura y Limpia Concepción y a las Ánimas del Purgatorio, y los frailes basilios y esta hermandad entran en contacto, acordando con el abad Fray Antonio de San Basilio y demás frailes,  que ésta se traslade al convento de los frailes para dar culto, también, a Nuestra Señora del Destierro.

Parece que la Esclavitud de la Pura y Limpia  Concepción no hacía mucho tiempo que se había fundado, pues su hermano mayor, el abogado-doctor Íñigo Ortiz Calderón, y el mayordomo, Damián Quixada o Quesada, habían sido fundadores de esta esclavitud y alegan para solicitar de la autoridad eclesiástica el traslado de sede "(...) no poderse sustentar allí (en el convento de la Concepción) por la poca limosna y el mucho gasto en las fiestas y llevar confesores y predicadores (...)". El Albaicín, efectivamente, había quedado despoblado después expulsiones de moriscos anteriores y de la última de los años 1609-1613, en tiempos de Felipe III. 

Monasterio de la Concepción, sede de aquella Esclavitud de la Concepción. Fot. A. Padial

Para dicho traslado al Convento de Nuestra Señora del Destierro la Esclavitud redacta nuevas reglas o constituciones, que presenta el día 4 de enero de 1617, en las que se titula como Esclavitud y Hermandad de la Pura y Limpia Concepción, Destierro de Nuestra Señora y devotos de las Ánimas del Purgatorio, solicitando del Provisor y Vicario General de la diócesis, Francisco de Campos, que las apruebe junto con la petición de mudar la hermandad al convento de San Basilio o de Nuestra Señora del Destierro. 

El arzobispado notificó, acto seguido, a la comunidad de religiosas de la Concepción la petición del cambio de sede de la Esclavitud y de la adición a su título de la advocación de Nuestra Señora del Destierro, cosas que fueron del total desagrado de las monjas, que contestaron por medio de su abadesa Catalina de Bedia, pidiendo que se le denegara a la Esclavitud tal mudanza. Además, alegaba que las bulas apostólicas y jubileos se habían concedido al convento y de los que gozaba la Esclavitud por tener su sede en el mismo, pidiendo se les devolviese las que estaban en poder de la cofradía, por haber dado las monjas 300 reales para su concesión y la antigua abadesa doña Aldonza 500 para tafetanes (seguramente para las fiestas de la cofradía) (2). 

En principio, la solicitud de traslado fue denegada por el Provisor el día 4 de febrero de 1617 y ordenó a la Esclavitud que no saliera del convento de la Concepción ni sacara del mismo bulas, jubileos ni cosa alguna, hasta que se resolviera definitivamente el asunto. Pero, en el convento de la Concepción siguió la Esclavitud y en el de los Basilios una hermandad de la Concepción y Nuestra Señora del Destierro, por lo que todo apunta a que la solución fue la división de la primitiva hermandad o esclavitud en dos, quedando en el convento de la Concepción aquella parte de hermanos que no estaban conformes con el traslado y pasando a San Basilio los partidarios del traslado.

A lo manifestado sobre esa división de la hermandad, además de la subsistencia de ambas hermandades según fuentes posteriores, está la declaración del representante de los disidentes, Rodrigo de Rojas, en una petición en la que manifiesta que " (...) habiendo perdido mis partes las constituciones que tienen aprobadas por el ordinario para ponerlas en este pleito (...)". Lo que se dice a continuación en el documento es borroso e ilegible, pero si está claro que se le fueron aprobadas las constituciones por el ordinario a dicha parte disidente, que se trasladó al monasterio de Nuestra Señora del Destierro.

Purísima Concepción del monasterio albaicinero de su nombre. Atribuida a Pablo de Rojas

A la hermandad de los disidentes (de Ntra. Sra. de la Concepción y Destierro en San Basilio) se les une, probablemente en los años sucesivos, los mercaderes del gremio de la especería que ya en 1638 le ofrecen a la imagen de Nuestra Señora del Destierro una gran fiesta de desagravios con misa de pontifical celebrada por el abad del convento. Varias fiestas de desagravios se realizaron el otoño de ese año a diversas imágenes de la Virgen de la ciudad (a la de Belén, de Loreto, del Sepulcro...etc.) como respuesta al noble protestante Enrique de Nassau. 

Nuestra Señora del Destierro fue una de ellas, ofreciéndole en desagravio una solemne función de pontifical el día 7 de noviembre de 1638 por el convento de los monjes basilios y por los especieros granadinos, levantándose altares en el compás del convento. Por la tarde de ese día, sacaron la imagen en procesión los mercaderes de las especias, portando numerosas hachas encendidas y acompañados de danzas, como manifestación festiva dedicada a la Virgen (3).

Dos años después, el 16 de octubre de 1640, vuelve a repetirse un homenaje de desagravios a la Virgen del Destierro. En esta ocasión se debió al libelo contra la Inmaculada Concepción de María que apareció el Viernes Santo de ese año clavado en la esquina de la casa de cabildos de la ciudad (edificio de la Madraza). Una gran convulsión se produjo en la ciudad a causa de ello en los días y meses siguientes, saliendo las cofradías y demás corporaciones en procesiones de desagravio con las imágenes más devotas de la Virgen, entre ellas, la de Nuestra Señora del Destierro. Finalmente, se apresó como autor del libelo al ermitaño de Nuestra Señora del Triunfo, que, al parecer, confesó haberlo hecho para crear convulsión y, con ello, impulsar el fervor concepcionista, cosa que, desde luego, parece que consiguió.

En este desagravio se celebró misa de pontifical por el abad Fray Alonso Vela de León con música de la Santa Iglesia Catedral y en el compás del convento se levantó y costoso altar. Por la tarde se hizo una grandiosa procesión portando más de doscientas hachas encendidas los especieros, para acompañar a la imagen de San Basilio, costosamente vestida, seguido de la Virgen del Destierro y al Santísimo Sacramento, que iba portado por el abad. Al regreso de la procesión a su templo se encendieron fuegos artificiales, seguidos de un gran sarao en el compás del convento, que duró hasta la media noche (4).

Iglesia de San Basilio (Convento de Ntra. Sra. del Destierro, hoy San José de Calasanz). Fot. A. Padial)  


Pocas noticias se saben a partir de entonces, aunque la hermandad subsistió, posiblemente hasta finales del siglo XVIII. Durante ese siglo muchas hermandades marianas adoptan el carácter de rosarianas, como le ocurrió a ésta. También, el peso de los especieros de la Aduana de la Especería, que formaron durante el siglo XVII el cuerpo principal de la hermandad, cada vez iría siendo más minoritario en ella a lo largo del XVIII. Estos gremios entraron en un proceso de desaparición impulsado las corrientes ideológicas de la Ilustración y de la Revolución Francesa, que proclamaban la libertad de trabajo e industria y que culmina en España con abolición de tales gremios en 1834 y 1836.

Antes de esos años, con la ocupación de la ciudad por las tropas napoleónicas en 1809, el monasterio de San Basilio es dedicado a cuartel del ejército francés y su iglesia a carbonería, quedando los edificios notablemente dañados por dicha ocupación. Al regresar los frailes al monasterio, una vez abandonada la ciudad por dicho ejército, tuvieron que restaurar lo dañado y volver a abrir al culto la iglesia y con ello exponer a la veneración a Nuestra Señora del Destierro, cuya hermandad se habría perdido antes de esos años. 

Poco tiempo duraría esta nueva etapa con los monjes basilios en su monasterio, pues en el verano de 1835, por el gobierno Mendizabal se suprimen los conventos de las distintas órdenes religiosas y la desamortización de sus bienes, que son puestos en venta, subastándose el monasterio de San Basilio con su iglesia y huertas en marzo de 1838. Todo ello fue adquirido por la familia que históricamente había ostentado el patronato del monasterio, cuya iglesia había sido panteón de esta aristocrática familia: los Álvarez de Bohórquez. Concretamente, el comprador sería don Mauricio Álvarez de las Asturias Bohórquez y Chacón (1796-1851), II Duque de Gor y VII Marqués de los Trujillos (5). En realidad, los Duques de Gor volvían a recuperar las propiedades que sus antepasados habían cedido en 1614 a los monjes de San Basilio.

La Virgen del Destierro parece que quedó depositada, tras la supresión del monasterio, en la iglesia de Ntra. Sra. de las Angustias, parroquial a la que pertenecía dicho monasterio, donde siguió siendo visitada por los granadinos, pues en 1853 recibía el culto de la asociación religiosa señoras llamada la Corte de María, que el día 27 de cada mes visitaba a la imagen. Esta corporación femenina iba a rezar cada día del mes ante una imagen mariana de las de más devoción de la ciudad. 


Los Duques de Gor, propietarios del monasterio, tenían el propósito de cederlo a otra institución religiosa para renovar en él el culto y darle un destino docente, para lo que siguiendo los deseos del Duque su viuda, doña María de la O Guiráldez, cedió la propiedad del conjunto a los religiosos de la Escuelas Pías (Escolapios). Ya, en octubre de 1857, visita el monasterio con un arquitecto para proceder a su restauración y acondicionamiento para la instalación de las Escuelas Pías, que inaugurarán su estancia el 26 de agosto de 1860, dándole el nombre de "Nuestra Señora del Dulce Nombre" (6). Allí empezarán ese año a dar culto con una novena al Cristo del Consuelo o del Buen Consuelo y a Ntra. Sra. de las Escuelas Pías.

En esta época aún permanecía en la iglesia de Virgen de la Angustias la imagen de Ntra. Sra. del Destierro, recuperándose en 1860 una feria y verbena de barrio, que no se celebraba desde 1836 y que llevaban el nombre de  "Feria de Nuestra Señora del Destierro", que se celebraba en el Paseo del Violón. En San Basilio los padres escolapios celebraron una función a la Virgen por la mañana de ese domingo y por la tarde completas. Quizá, ello venía a manifestar el deseo por parte de los escolapios de recuperar el culto a la Virgen y a la propia imagen, que, no obstante, no regresaría a su templo hasta algunos años después. Ya, en 1870, se le daba culto en su iglesia de San Basilio, dedicándole los escolapios una función anual el último domingo de octubre y donde seguían acudiendo cada 27 de ese mes las devotas de la Corte de María. 

En el Boletín del Centro Artístico sitúa a la Virgen en el año 1887 en un altar u hornacina abiertos en el muro de la iglesia, reiterando que era la imagen llevada a las batallas por el Emperador Carlos V. Hasta finales del siglo XIX se documenta en la prensa la presencia y cultos a la imagen de Nuestra Señora del Destierro, venerándola la Corte de María, al menos, hasta la llegada de la II República en 1931.

Parece que hubo alguna o algunas copias de la imagen, pues existe una en la localidad de Restábal (Valle de Lecrín), que se dice realizada en 1823 y ser procedente del monasterio de los Basilios de Granada. Pudiera ser, que los monjes cuando después de la Guerra de la Independencia regresaran a su monasterio  no contaran aún con la imagen original, que seguramente pasara al museo creado para depositar bienes artísticos procedentes de los conventos exclaustrados, y encargaran esta otra imagen, hoy en Restábal. Más tarde, en 1965, los Escolapios, a raiz del incendio de su iglesia parroquial, hicieron donación de esta copia a dicha localidad, que erigió un altar callejero para venerarla. 


Altar de la Virgen del Destierro en Restábal




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1. Fr. Antonio de la Chica Benavides en Gazetilla Curiosa o Semanero Granadino,  papel LV de 22 de abril de 1765.

2. Archivo Histórico Diocesano de Granada, legajo 42 f, pieza 27.

3. Francisco Henríquez de Jorquera, Anales de Granada, tomo II, p. 815. Edición Antonio Marín Ocete, según manuscrito original. Granada 1987.

4. Francisco Henríquez de Jorquera, op.cit.,p. 874.

5. Gazeta Histórica y Semanero Granadino de 28 de marzo de 1838 y  Javier Pérez Núñez, Real Academia de la Historia biografía de "Nicolás Mauricio Álvarez de las Asturias Bohórquez y Chacón".

6. Periódico "La Alhambra" de 26 de octubre de 1857 y de 23 de agosto de 1860.