Antonio Padial Bailón
Quisiera escribir de una forma medianamente profunda sobre su hermandad, pero los datos que poseo sobre la misma son bastante escasos.
EL ORIGEN
EL ORIGEN
Es de destacar, que a lo largo de los siglos siguientes a la reconquista de la ciudad no se tengan noticias de que se instituyera una hermandad para darle culto; en una ciudad evangelizada, según la tradición, por este Santo Varón Apostólico, de la que fue su primer obispo y donde padeció la palma del martirio.
Sólo se me ocurre pensar que la tradición, que nos informa de ser San Cecilio evangelizador y primer obispo de Granada, basada en el Pasionario de Cerdeña conservado en el Museo Británico, y el Codice Emilianense, que se conserva en la Biblioteca del Escorial, fueron documentos orillados o desconocidos, tanto por la autoridad civil, como por la eclesiástica, durante más de cien años, después de la conquista del Reino de Granada. Si bien, San Cecilio, y a la par, San Gregorio Bético, poseían ciertas festividades dentro del calendario local desde principios del siglo XVI.
Sin embargo, Garrido Atienza, en 1889, nos dice en sus "Antiguallas granadinas", que en 1536 se constituyó una hermandad de culto al Santo, que fue aprobada por el arzobispo D. Gaspar de Ávalos el día 10 de octubre de ese año. No sabemos la vigencia en el tiempo de dicha hermandad, por no haber encontrado documentos que la afirmen; lo que no quiere decir, que dicha vigencia más continuada no la tuviera.
Sin embargo, Garrido Atienza, en 1889, nos dice en sus "Antiguallas granadinas", que en 1536 se constituyó una hermandad de culto al Santo, que fue aprobada por el arzobispo D. Gaspar de Ávalos el día 10 de octubre de ese año. No sabemos la vigencia en el tiempo de dicha hermandad, por no haber encontrado documentos que la afirmen; lo que no quiere decir, que dicha vigencia más continuada no la tuviera.
Sería tras los descubrimientos en la demolición de la Torre Turpiana (torre de la mezquita mayor), que estaba situada, más o menos en parte de lo que hoy es Capilla Real, de varias reliquias, así como, de las supuestas cenizas del santo y de los controvertidos libros plumbeos del Sacromonte, cuando todo ello, amparado por el arzobispo D. Pedro de Castro y Quiñones, produce un incremento muy notable de la devoción al Santo Patrón de Granada.
El Sacromonte y sus catacumbas, lugar donde se encontraban las cenizas, que un concilio diocesano declaró, en 1600, auténticas, se va a convertir en un foco de devoción y peregrinación. Muchos gremios y hermandades de la ciudad levantarán en el Monte sus cruces, de las que se pobló todo él. También, hermandades de Vía Sacra, como la de "Los Trece", la de Jesús Nazareno del Convento de la Victoria, San Francisco de Paula o la de Ntra. Sra. de la Aurora, que a lo largo de los siglos XVII y XVIII tenían como última estación la ermita del Santo Sepulcro del Sacromonte, construida por dicha hermandad de los Trece" u Orden Tercera de Penitencia de San Francisco.
El citado arzobispo de Castro y Quiñones empezó a levantar de su peculio particular un ingente conjunto arquitectónico-religioso, que no llegó a finalizarse según los proyectos para él diseñados, por no haberse arbitrado una financiación adecuada a tan magno proyecto y haber sido, dicho arzobispo, trasladado a ocupar la sede apostólica de Sevilla. También, el arzobispo de Castro dejara señalado el templo sacromontano como lugar de su último reposo.
ABADÍA DEL SACROMONTE |
El Sacromonte y sus catacumbas, lugar donde se encontraban las cenizas, que un concilio diocesano declaró, en 1600, auténticas, se va a convertir en un foco de devoción y peregrinación. Muchos gremios y hermandades de la ciudad levantarán en el Monte sus cruces, de las que se pobló todo él. También, hermandades de Vía Sacra, como la de "Los Trece", la de Jesús Nazareno del Convento de la Victoria, San Francisco de Paula o la de Ntra. Sra. de la Aurora, que a lo largo de los siglos XVII y XVIII tenían como última estación la ermita del Santo Sepulcro del Sacromonte, construida por dicha hermandad de los Trece" u Orden Tercera de Penitencia de San Francisco.
El citado arzobispo de Castro y Quiñones empezó a levantar de su peculio particular un ingente conjunto arquitectónico-religioso, que no llegó a finalizarse según los proyectos para él diseñados, por no haberse arbitrado una financiación adecuada a tan magno proyecto y haber sido, dicho arzobispo, trasladado a ocupar la sede apostólica de Sevilla. También, el arzobispo de Castro dejara señalado el templo sacromontano como lugar de su último reposo.
ABADÍA, CATACUMBAS Y UNA DE LAS CRUCES DE GREMIOS |
No obstante, el foco religioso-cultural allí creado ha sido fuente de preclara erudición a lo largo de los siglos, desde su implantación, hasta nuestros días.
EL PATRONAZGO, IGLESIA Y DEVOCIÓN
A pesar de todo ello, la declaración oficial de la festividad patronal de San Cecilio no se produce hasta 1646 por el arzobispo Martín Carrillo de Alderete (después se extendió a toda la Iglesia española en 1729), si bien, desde el inicio de las parroquiales granadinas (1501) ha contado con su templo parroquial y, posiblemente, según los datos referidos por Garrido Atienza, con una primera hermandad fundada en 1536, como se ha dicho.
En su iglesia parroquial el documento que conozco más antiguo sobre la existencia de su imagen data de 1602, quizás aprovechando el auge de la devoción al santo por el descubrimiento de sus reliquias sacromontanas. Se trata del contrato formalizado en escritura de 7 de septiembre de ese año con Miguel Cano (padre de Alonso Cano) para la construcción del retablo de la iglesia, según traza de Ambrosio de Vico. En dicho retablo, encargado por el arzobispo D. Pedro de Castro y Quiñones, habrían de ir a los lados los escudos del prelado, y en la calle central, entre columnas salomónicas con nicho de venera, iría la imagen de San Cecilio, que debía de realizar Miguel Cano "[...] y hacer la figura de san Cecilio redonda (de bulto) que tenga seis tercios de alto, la qual figura a de estar bestida de pontifical mui bien acabada y labrada a gusto de dicho veedor" (2).
En el piso superior del retablo, con alquitrabe, friso y cornisa, se haría un entablamento donde irían, entre columnas corintias, las imágenes de un Crucificado con la Virgen y San Juan.
El contrato fue firmado por el provisor Justino Antolínez de Burgos por un precio conjunto de 280 ducados y debía de tener terminado el trabajo en cuatro meses. No lo finalizó en ese plazo, pues la recepción del mismo la hizo Ambrosio de Vico el 3 de agosto de 1603, a falta de colocarlo, autorizándose su pago el día 15 de octubre de ese año. Quizá Miguel Cano o no tenía taller propio, pues el retablo estaba depositado en casa de Ginés López o fue depositado allí en garantía de estar terminado.
También, ha estado presente San Cecilio en otros ámbitos fuera de su parroquial: en la ermita del santo labrada en la muralla del Albaicín (Castillo de Hizna Román), donde cuenta la tradición que estuvo preso en la persecución de Nerón; en la iglesia del Sagrario, en el altar y relieve del Prendimiento del Santo, realizado por Pedro Tomás Valero en el siglo XVIII; en la capilla de Ntra. Sra. de la Piedad, llamada "la Portera", del claustro del convento de San Francisco "Casa Grande", donde existía un altar con urna en la que se veneraban reliquias del Santo o en la capilla de la hermandad de la Candelaria de la Magdalena, donde se veneraba su imagen y tantos sitios más; entre ellos, en una gran capilla y devoción de la iglesia de Santo Domingo: la capilla de Ntra. Sra. de la Esperanza, donde se venera la imagen del Patrón de Granada.
También estará presente su imagen en la iglesia de San Pedro, realizada por Felipe González a finales del XVIII y en algunas otras iglesias.
Por un documento del Archivo Arzobispal saqué una relación de capillas y hermandades que existían en la iglesia de San Cecilio en 1733, como motivo de un pleito suscitado con la Hermandad de Nuestra Señora del Tránsito, con sede en esos años en la iglesia (3). No se menciona en él ninguna hermandad dedicada a San Cecilio.
No se me ocurre pensar otras causas que las siguientes:
- Lo controvertido, sobre todo en Roma, del asunto del descubrimiento de las reliquias, especialmente los libros plúmbeos, con la declaración de falsedad por el Breve de Inocencio XI. De hecho, dichos libros se tuvieron que enviar a Roma, donde han permanecido hasta hace pocos años.
- La extensión extraordinaria de la devoción a la Virgen de las Angustias en los siglos XVII y XVIII, única patrona en el corazón de los granadinos de aquellos tiempos, aunque su declaración oficial no se hiciera hasta finales del XIX.
EL PATRONAZGO, IGLESIA Y DEVOCIÓN
A pesar de todo ello, la declaración oficial de la festividad patronal de San Cecilio no se produce hasta 1646 por el arzobispo Martín Carrillo de Alderete (después se extendió a toda la Iglesia española en 1729), si bien, desde el inicio de las parroquiales granadinas (1501) ha contado con su templo parroquial y, posiblemente, según los datos referidos por Garrido Atienza, con una primera hermandad fundada en 1536, como se ha dicho.
IGLESIA DE SAN CECILIO |
En su iglesia parroquial el documento que conozco más antiguo sobre la existencia de su imagen data de 1602, quizás aprovechando el auge de la devoción al santo por el descubrimiento de sus reliquias sacromontanas. Se trata del contrato formalizado en escritura de 7 de septiembre de ese año con Miguel Cano (padre de Alonso Cano) para la construcción del retablo de la iglesia, según traza de Ambrosio de Vico. En dicho retablo, encargado por el arzobispo D. Pedro de Castro y Quiñones, habrían de ir a los lados los escudos del prelado, y en la calle central, entre columnas salomónicas con nicho de venera, iría la imagen de San Cecilio, que debía de realizar Miguel Cano "[...] y hacer la figura de san Cecilio redonda (de bulto) que tenga seis tercios de alto, la qual figura a de estar bestida de pontifical mui bien acabada y labrada a gusto de dicho veedor" (2).
En el piso superior del retablo, con alquitrabe, friso y cornisa, se haría un entablamento donde irían, entre columnas corintias, las imágenes de un Crucificado con la Virgen y San Juan.
El contrato fue firmado por el provisor Justino Antolínez de Burgos por un precio conjunto de 280 ducados y debía de tener terminado el trabajo en cuatro meses. No lo finalizó en ese plazo, pues la recepción del mismo la hizo Ambrosio de Vico el 3 de agosto de 1603, a falta de colocarlo, autorizándose su pago el día 15 de octubre de ese año. Quizá Miguel Cano o no tenía taller propio, pues el retablo estaba depositado en casa de Ginés López o fue depositado allí en garantía de estar terminado.
Retablo de San Cecilio de Pedro Tomás Valero en el Sagrario de la Catedral |
También, ha estado presente San Cecilio en otros ámbitos fuera de su parroquial: en la ermita del santo labrada en la muralla del Albaicín (Castillo de Hizna Román), donde cuenta la tradición que estuvo preso en la persecución de Nerón; en la iglesia del Sagrario, en el altar y relieve del Prendimiento del Santo, realizado por Pedro Tomás Valero en el siglo XVIII; en la capilla de Ntra. Sra. de la Piedad, llamada "la Portera", del claustro del convento de San Francisco "Casa Grande", donde existía un altar con urna en la que se veneraban reliquias del Santo o en la capilla de la hermandad de la Candelaria de la Magdalena, donde se veneraba su imagen y tantos sitios más; entre ellos, en una gran capilla y devoción de la iglesia de Santo Domingo: la capilla de Ntra. Sra. de la Esperanza, donde se venera la imagen del Patrón de Granada.
San Cecilio en su capilla de la Catedral |
En la Catedral de Granada se le tiene dedicada una capilla en el centro del ábside, que fue labrada en mármol con la imagen del Santo que realizó hacia entre 1770-1776 el francés Miguel Verdiguier, que fue quién realizó el programa escultórico de la capilla. Ésta, de estilo neoclásico, presenta a San Cecilio, San Juan de Dios y San Emigdio, intercesor en las catástrofes sísmicas, todos ellos en actitud declamatoria, infrecuente en la imaginería de la Escuela Granadina.
También estará presente su imagen en la iglesia de San Pedro, realizada por Felipe González a finales del XVIII y en algunas otras iglesias.
SAN CECILIO, CAPILLA DE LA MURALLA DE HIZNA ROMÁN, DONDE ESTUVO PRESO |
Por un documento del Archivo Arzobispal saqué una relación de capillas y hermandades que existían en la iglesia de San Cecilio en 1733, como motivo de un pleito suscitado con la Hermandad de Nuestra Señora del Tránsito, con sede en esos años en la iglesia (3). No se menciona en él ninguna hermandad dedicada a San Cecilio.
No se me ocurre pensar otras causas que las siguientes:
- Lo controvertido, sobre todo en Roma, del asunto del descubrimiento de las reliquias, especialmente los libros plúmbeos, con la declaración de falsedad por el Breve de Inocencio XI. De hecho, dichos libros se tuvieron que enviar a Roma, donde han permanecido hasta hace pocos años.
- La extensión extraordinaria de la devoción a la Virgen de las Angustias en los siglos XVII y XVIII, única patrona en el corazón de los granadinos de aquellos tiempos, aunque su declaración oficial no se hiciera hasta finales del XIX.
Lo cierto es, que se llega a mediados del XIX sin que se constate la existencia de una hermandad dedicada al Santo Patrón, aunque sí ha tenido la fiesta de "Basílica" desde tiempo inmemorial, jubileos o ejercicios que costeaba un devoto los días primero de mes, allá por 1813. Algún testamento he localizado, como el del comerciante genovés, Veneroso, cuya familia dejó a deber más de 600 misas.
Un grupo de devotos, que vendría a constituir una especie de hermandad de hecho, sin estatutos, le venía dedicando, en 1809, una novena en enero los días antes de su festividad, probablemente, con función ese día. Justamente al mes siguiente, el día 1 de marzo lo llevan en procesión de rogativa al convento de la Encarnación por el éxito de las tropas españolas contra los franceses. Allí estuvo 12 días para dedicarle una novena y duodenario, concediendo el arzobispo D. Manuel Moscoso y Peralta 160 días de indulgencias, restituyéndose en procesión a su templo el día 12 de marzo (4). Probablemente la imagen venerada sería la realizada por Miguel Cano a principios del XVII.
Son varias veces en dicho siglo XIX las que acude con la Virgen de las Angustias y el Arcángel San Miguel a la Catedral en procesión de rogativa, como en 1860, por el éxito de las armas españolas en Marruecos. Ese año en la procesión fueron también con sus hermandades respectivas las imágenes de Ntra. Sra. de la Salud de San Cecilio y Ntra. Sra. del Rosario.
LA COFRADÍA
Hay que esperar a 1879 para encontrar un documento que nos revele la existencia de una hermandad modernamente organizada entorno a la imagen del Patrón de Granada. Parece que fue fundada por el clero parroquial ese año y el documento consiste en una hoja de afiliación de hermanos, exponiendo en el mismo que con objeto de tributar al Patrón San Cecilio los cultos debidos "...en el año 1879 se estableció en su iglesia parroquial una cofradía en la que se inscribieron sacerdotes y fieles...". En él se solicitaba una cuota de 6 reales y avalaban la hermandad el canónigo D. Torcuato María Lorenzo; el penitenciario, D. Blas Sanz Caballero, y los curas D. Manuel Arcoya y D. Manuel María Maldonado (párroco de San Cecilio), siendo secretario D. Manuel María Henares y D. Mariano Jiménez de la Serna.
Parece que esta hermandad es la que inicia la llamada romería de San Cecilio el día uno de febrero, pues tres años después, en 1882, hay noticias de esa romería al Sacromonte a la que ya asistía el Ayuntamiento.
Dos años después, en 1884, aparece una noticia en el periódico "El Defensor de Granada" que nos dice que el escultor Francisco Morales González había terminado una imagen de San Cecilio, "que la había hecho con el semblante de un Apóstol y no con el de un obispo como se le suele representar". En el mes de noviembre se procesionará por primera vez en la tradicional procesión de rogativas de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Salud, que se dirigía cada año a la iglesia de las Angustias para renovar el antiguo voto a la Virgen de la Salud de San Cecilio.
En 1889, San Cecilio acompañará a la Virgen de las Angustias a la Catedral con motivo de la proclamación como Patrona de Granada. En esos años de finales del siglo se le dedicará una novena los días antes de su fiesta con función.
La hermandad perduraba en 1894, siendo ese año su hermano mayor el arzobispo de Granada y mayordomos, D. Ángel González Alba y D. Victoriano Montealegre (5). Algunos años después se vuelve a hacer referencia a su hermandad, como en 1923 y, probablemente, más o menos decaída, continuaría los siguientes años.
De 22 de enero de 1949, existe otro documento que constata la existencia de la hermandad y consiste en un escrito del párroco D. Matías Luengo (aunque este apellido aparece casi ilegible), por el que solicita al arzobispo, D. Balbino Santos Olivera, la concesión de indulgencias:
"El infrascrito, cura regente de la parroquia de San Cecilio, en nombre propio y de la Muy Ilustre Hermandad de San Cecilio, ruega a V. Excma. Rvdma. se digne conceder indulgencias a cuantos asistan devotamente a la novena de Ntro. Santo Patrón y Titular de esta parroquia, con el fin de estimular la concurrencia a los actos religiosos en honor suyo y el fomento de su devoción" (6)
Como resumen diremos que la devoción a San Cecilio nace, primordialmente, a finales del siglo XVI, impulsada por el arzobispo de Castro y Quiñones, con base en el "revuelo" devocional que se experimentó en la ciudad con los hallazgos de las reliquias a que hemos hecho referencia. No se oficializa en la diócesis hasta casi mediado el siglo XVII y se impulsa en el XIX, con las salidas en rogativas, que excitan a la creación de una hermandad de culto en 1879 y la realización de la actual imagen en 1884. Setenta años después de su fundación, en 1949, aún persistía.
No sabemos, cuantos años más duró dicha corporación, hasta su decaimiento definitivo, seguramente en los años cincuenta del pasado siglo. Hermandad muy ligada al clero parroquial y apoyada en el siglo XIX por los arzobispos, puede que en los años cincuenta del pasado siglo se quedara sin ese claro apoyo (7).
Creemos que, no estando extinguida, merece la pena su reorganización, para dar culto a aquel santo que cristianizó estas tierras y fue erigido en Patrón de Granada.
También se perdió y, aún no está extinguida su hermandad, una devoción relevante de la parroquial de San Cecilio y de la ciudad en tiempos pasados: la de Ntra. Sra. de la Salud (imagen, tan vez, desaparecida en el incendio de 1969).
Actualmente se está recuperando su culto y procesión de manera más asidua por parte de la parroquia, colaborando la Hermandad del Stmo. Cristo de los Favores, que desde entonces lo procesiona. En 2013, la imagen acudió procesionalmente al Paseo del Salón para estar con la Patrona, la Stma. Virgen de las Angustias, en el homenaje que los granadinos le tributaron con motivo del Centenario de su coronación canónica.
También se perdió y, aún no está extinguida su hermandad, una devoción relevante de la parroquial de San Cecilio y de la ciudad en tiempos pasados: la de Ntra. Sra. de la Salud (imagen, tan vez, desaparecida en el incendio de 1969).
SAN CECILIO CON LA PATRONA |
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1. GARRIDO ATIENZA, Miguel, "Antiguallas granadinas. Fiestas del Corpus", Imprenta José López Guevara, 1889. Granada.
2. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 398 f, pieza 11, pág. 3.
3. Ver mi blog "Hermandades de Gloria de Granada", febrero de 2013.
4. El Diario de Granada, nº de 4 de febrero de 1809.
5. El Defensor de Granada, nº de 21 de enero de 1894.
6. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, caja cofradías. pieza s/n.
7. Diversos periódicos de los siglos XIX y XX.
1. GARRIDO ATIENZA, Miguel, "Antiguallas granadinas. Fiestas del Corpus", Imprenta José López Guevara, 1889. Granada.
2. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, legajo 398 f, pieza 11, pág. 3.
3. Ver mi blog "Hermandades de Gloria de Granada", febrero de 2013.
4. El Diario de Granada, nº de 4 de febrero de 1809.
5. El Defensor de Granada, nº de 21 de enero de 1894.
6. ARCHIVO HISTÓRICO DEL ARZOBISPADO DE GRANADA, caja cofradías. pieza s/n.
7. Diversos periódicos de los siglos XIX y XX.
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